Fuente: Asocajas
Por Álvaro José Cobo Soto
Presidente Ejecutivo de ASOCAJAS
El modelo del Subsidio Familiar se ha constituido en una experiencia única en el mundo. Fue creado hace más de seis décadas como resultado del pacto social entre empleadores y trabajadores, y ha permitido a más de 24 millones de colombianos beneficiarse con programas de vivienda, educación, recreación y turismo, dirigidos en su mayoría a hogares con bajos ingresos.
Durante estos 62 años, el Sistema de Subsidio Familiar se ha convertido en un agente que contribuye al mejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores, promoviendo empleo digno y acceso a beneficios que garanticen bienestar, lo que ratifica su postulado de progresividad social. Si consideramos solo el efecto del subsidio monetario, al cual acceden mensualmente cerca de 5 millones de personas, el nivel de desigualdad en el país se reduce en 106 puntos básicos, a través de esta redistribución equitativa de ingresos.
Si se evalúan las cifras a 2015, en cada uno de los beneficios, se observará el gran impacto social del sistema y como representa mejores condiciones para las familias colombianas: 102 mil niños y jóvenes reciben educación de calidad, más de 550 mil personas acceden a crédito social (fundamental para la reducción de la pobreza), en recreación y turismo se prestaron 70.9 millones de usos, y a esto se suma que millares de familias han logrado su vivienda propia gracias a la política de subsidios canalizados a través de las Cajas (desde 1991 a 2015 se han otorgado 886.400 subsidios por un valor de 9.8 billones y específicamente en el último año se asignó una cifra record de 69.655 subsidios).
Adicionalmente, el sistema ha permitido incluir a los trabajadores del servicio doméstico como beneficiarios de las prestaciones del subsidio familiar; desarrollar el Mecanismo de Protección al Cesante, avanzar en la protección de los trabajadores migrantes y sus familias residentes en Colombia, proteger a los trabajadores independientes e informales, brindar cobertura en subsidios en especie a los pensionados, y en un país que podría alcanzar la anhelada Paz, el gran reto es poder llevar este modelo de inclusión y equidad social al campo. Extensión de los beneficios al sector rural.
Con estos antecedentes y en un eventual escenario de post-conflicto, el papel de las Cajas de Compensación Familiar continuará siendo determinante para el país como constructor de equidad social. ¿Cómo? a través de la extensión en cobertura y atención a una población históricamente marginada por la violencia y la desigualdad. Actualmente, el 42.8% de la población rural se encuentra en condiciones de pobreza.
Las Cajas de Compensación Familiar y su modelo de Subsidio Samiliar pueden dar soporte a los nuevos programas del Gobierno para atender las condiciones particulares de esta población a través de programas de nutrición, educación, vivienda, acceso al agua, economía del cuidado, lucha contra la pobreza, aplicación de normas laborales, protección efectiva en salud y adaptación a las necesidades de las minorías étnicas.
Es claro que estas organizaciones cuentan con la experiencia, la solidez institucional y la capacidad operativa para continuar desarrollando los programas sociales que procuran el progreso y bienestar de la población, y que resultan claves en la generación de equidad social.
Desde ya, las Cajas estamos comprometidas en ese gran reto de extender el modelo del subsidio familiar al sector rural, porque devolviendo al campo su vocación, podremos lograr un País mucho más incluyente, que abra las puertas a un verdadero desarrollo social.